Saber cómo limpiar las hojas de las plantas resulta esencial para que conserven su brillo y reluzcan como el primer día: también les ayuda a impedir la propagación de enfermedades y a respirar mejor.
Eso sí, antes de empezar debes saber que algunas plantas no admiten que se humedezcan las hojas, por lo que deberás consultar de qué especie particular se trata y los cuidados que precisa.
Ahora bien: el principal recurso para limpiar las hojas no es otra cosa que el agua: utiliza un paño suave o bayeta limpia, humedécela con un poco de agua, escurre y limpia cada hoja con delicadeza. En el caso de que haya una gran acumulación de polvo, puedes emplear agua jabonosa muy diluida y aclarar bien.
Puedes emplear también abrillantadores naturales muy útiles, como el aceite de oliva. Para las hojas más frágiles, como aquellas aterciopeladas o que tienen pequeños pelos, usa un cepillo de dientes viejo, enjuagándolo con cuidado y siempre con mucha suavidad.
Otro de los remedios más eficaces para sacar brillo a las plantas es el vinagre blanco, rico en vitaminas y que también contribuye a la eliminación de hongos, plagas, toxinas y bacterias, así como a regular el pH del suelo.
Tendrás que diluir el vinagre: se recomiendan dos partes de agua por cada una de este líquido. También puedes utilizar vinagre de vino o de manzana o el blanco, dando un masaje muy suave con un paño de microfibra o de algodón. Otra alternativa es aplicar la mezcla abrillantadora con un pulverizador, lo que también te permite almacenarla más tiempo.